miércoles, 11 de noviembre de 2009


Ceramista Patricio Riquelme recibió distinción regional

El pasado 7 de noviembre, en el marco del la celebración del Día Nacional del Artesano, ceremonia realizada en el Salón de Honor del Edificio de la Intendencia Regional de Valparaíso, se entregó un reconocimiento por su trayectoria, calidad y rescate de la identidad regional al Maestro Alfarero-Ceramista quillotano Patricio Adolfo Riquelme Tapia, que desde el año 1979 forma parte de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Quillota, primero como alumno y desde 1985 como docente a cargo de impartir la especialidad de alfarería; labor que también desarrolla en la Casa de la Cultura de Limache y en la Escuela Rural de Tabolango.

Como maestro artesano ha tenido una destacada participación en exposiciones y capacitaciones tales como: Muestra Didáctica de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Quillota en Programa Chile+Cultura en La Ligua y Cartagena, Bienal de Artesanía de Fernando Chiti, Universidad de Chile (1992), VI Bienal de Cerámica Latinoamericana Condorhuasi (1999), entre otras. Además de una labor de extensión que incluye la dictación de Seminarios de Raku, quema primitiva y su participación en el Primer Simposium de Ceramistas del Aconcagua.

En el ámbito de la investigación se ha preocupado de manera constante y personal del rescate del patrimonio de la Alfarería de la culturas originarias del valle de Quillota: Aconcagua, Bato, Llo-Lleo, trabajando en conjunto con el equipo profesional del Museo Histórico Arqueológico de la ciudad, trabajo que se ha materializado en la elaboración de réplicas y reproducciones.

Su aporte al desarrollo de la artesanía regional ha sido reconocida desde el año 1994 al otorgársele el Premio al Mérito Cultural por la Corporación Cultural de la V Región , en cuanto a su contribución -en conjunto con el ceramista Carlos Zamorano Torres- al resurgimiento de la artesanía en arcilla en la Provincia de Quillota, mediante la difusión de antiguas y tradicionales técnicas de la Alfarería.

Su clásica silueta montada en una añosa bicicleta, recorriendo a diario el camino que une su hogar-taller con las aulas de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Quillota, sin duda ya es parte del paisaje urbano quillotano.





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